Nuevas publicaciones-GOHNIC

 

En esta sección son reseñadas las nuevas publicaciones del Grupo de Ornitología e Historia Natural de las islas Canarias (en negrita se señalan los autores miembros). Para obtener los PDF de las publicaciones que no están accesibles, por favor, hacer la correspondiente solicitud a Felipe Siverio (fsiverio@gohnic.org)

 

 

 

AUMENTA EL CUERVO EN TENERIFE

 

Siverio, M., F. Siverio & B. Rodríguez (2020). Increasing numbers of a threatened insular population of the Common Raven Corvus corax. Ostrich 91: 305-312.

 

 

 

El cuervo grande (Corvus corax; en adelante, cuervo), ampliamente distribuido por el hemisferio norte, es sin duda una de las especies que más ha perseguido el hombre desde tiempos pretéritos, hecho que a veces conllevó su desaparición de algunas regiones. En el archipiélago canario, donde han sido diferenciados algunos linajes genéticos, incluyendo la subespecie C. c. canariensis, el tamaño de sus poblaciones insulares ha disminuido sustancialmente, sobre todo a partir de mediados del siglo pasado, cuando aún la economía estaba basada en la actividad agropecuaria. Ha sido precisamente durante las últimas décadas cuando se ha producido un drástico declive propiciado por diversos factores, entre ellos los cambios bruscos en el sector agrario, la importante merma de la ganadería y el uso abusivo de pesticidas. Si ponemos el ejemplo de Tenerife, el número de parejas pasó de en torno a 75, de mediados de los 80, a tan solo 12 en 2009. Una tendencia negativa que, por lo visto, ha sido bastante similar en el resto de las islas –quizá con la excepción de El Hierro y Fuerteventura– y ha dado pie a la catalogación de la población canaria de cuervos como En peligro de extinción.

      La obtención de información fehaciente sobre la distribución, el número de efectivos y los riesgos de una especie amenazada es el punto de partida que permite implementar medidas para revertir su situación. Así, pues, este trabajo pretende aclarar cuál es el estado actual del cuervo en Tenerife, una isla donde se intuye que aún hay numerosos peligros de origen antrópico que le afectan. Para lograr todo esto se marcaron varios objetivos, entre ellos la estima y repartición de efectivos en general, es decir, de los individuos que constituyen la población no reproductora y de las parejas consolidadas. Además, a fin de apreciar tendencias e implicaciones en el manejo de la especie, los resultados fueron comparados con datos previos y discutidos debidamente.

      Tenerife es la isla de mayor superficie (2.034 km²), más altitud (3.718 m) y más poblada (894.636 habitantes en 2017) de Canarias. Se caracteriza por una abrupta orografía, la cual alcanza su máxima expresión en dos grandes macizos montañosos localizados en los extremos noroeste (Teno) y noreste (Anaga), que asimismo conforman las zonas de más edad geológica a nivel insular. A fin de estimar la cifra de cuervos no reproductores de toda esta área, entre septiembre de 2015 y enero de 2016 se efectuaron conteos sistemáticos en el único punto de alimentación suplementaria (en adelante, PAS) o muladar existente en ese entonces (fotogalería 1). Asimismo, como complemento a esa labor en el PAS, fueron tenidos en cuenta los bandos de cuervo avistados en el resto de Tenerife, tanto de manera metódica como ocasionalmente. En lo que concierne a las parejas territoriales, éstas pudieron ser constatadas mediante 86 puntos de observación repartidos por toda la isla y llevados a cabo durante el periodo de nidificación. Para ello, no solo se consideraron todos los territorios conocidos con anterioridad por los autores, sino también un buen número de lugares óptimos para el establecimiento de parejas.

  

Fotogalería 1. El PAS, constituido por varias mesas de alimentación dentro de un vallado perimetral, fue instalado en el macizo de Teno, el enclave donde desde hacía décadas se establecía el grueso poblacional del cuervo en Tenerife. Estuvo operativo de manera experimental solo durante el periodo de seguimiento (sept. 2015-ene. 2016).  

     

      El tamaño medio del bando de cuervos presentes durante los censos en el PAS estuvo en torno a 14, si bien el de más entidad fue de 49 aves atribuidas, en su mayoría, a la población no reproductora. En otros sectores de la isla, preferentemente en el suroeste, los 159 contactos registrados eran por norma de 1-2 aves, aunque algunos correspondieron a bandos nutridos de hasta 50 en una ocasión. Muchos de estos avistamientos, abarcando buena parte de la superficie insular, desde el nivel del mar hasta el mismo cráter del Teide, tenían como escenario los clásicos sitios con comida predecible (miradores, áreas recreativas, etc.). Al considerar, entonces, los bandos de mayor tamaño advertidos tanto en el PAS como en otros lugares de Tenerife, la población no reproductora de cuervo estaría constituida por un mínimo de 50 aves, lo que supone un crecimiento del 7,6% desde 2009.

       De las 28 parejas reproductoras de cuervo contabilizadas en toda la isla, 23 estaban afincadas en el noroeste, haciendo que este sector (Parque Rural de Teno) tuviese una densidad y una distancia media entre nidos vecinos de 28,5 parejas/100 km² y de 1.004 m, respectivamente. Con este nuevo número de parejas a nivel insular, el crecimiento anual de la población nidificante desde 2009 ha sido del 12,8%. 

      A modo de resumen, los resultados expuestos muestran cómo la población de cuervo en Tenerife ha pasado de 12 parejas y unas 30 aves no reproductoras en 2009 a 28 parejas y un mínimo de 50 aves en 2016. Aunque pueda sorprender este aumento, dada la ausencia de medidas de conservación específicas tomadas en las últimas décadas, no hay que olvidar que el carácter oportunista del cuervo (explotación de “nuevos” recursos tróficos) y la aparente disminución de algunos factores de riesgo que antes le perjudicaban (p. ej., el uso de venenos y la caza ilegal) hayan tenido algo que ver en ello. Todo este incremento, como era de prever, no ha sido de manera uniforme en la isla, puesto que es en el macizo de Teno donde todavía sigue asentándose la mayoría de las parejas. Sin embargo, a decir por la detección casual de nueve nuevos territorios de cría entre 2017-2019 (cinco de ellos en Anaga), la especie parece ir expandiéndose como nidificante por la isla y el creciente número de parejas podría estar hoy día en torno a 37.

      Pese a la actual tendencia positiva, la población tinerfeña de cuervo aún no está exenta de riesgos de origen humano y de los que apenas se conoce el alcance real. En ese sentido, según la información aportada a este estudio por el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre La Tahonilla (Cabildo de Tenerife) y V. León-Cabildo de Tenerife, parece que la razón principal de muerte no natural es la electrocución en torres del tendido eléctrico. Esta causa de muerte deja entrever el importante papel que han jugado las electrocuciones y colisiones con tendidos eléctricos en la demografía de esta especie.           Los trabajos de campo para este estudio fueron financiados con fondos de la UE (FEDER), tanto a través de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental y Medio Natural (MAGRAMA), en 2015, como de la Dirección General de Protección de la Naturaleza (Gobierno de Canarias) en 2015 y 2016.

 

Otras reseñas 

 

El Día

Sociedad

 

COMUNIDAD INSULAR DE RAPACES RUPÍCOLAS

 

Rodríguez, B., A. Rodríguez, F. Siverio & M. Siverio (2018). Factors affecting the spatial distribution and breeding habitat of an insular cliff-nesting raptor community. Current Zoology 40: 173-181.

 

 

 

Las rapaces son depredadores que normalmente presentan densidades y tasas de reproducción bajas, y que además requieren extensas áreas en las que abunde el alimento. Por diversos motivos, las especies más grandes suelen ser muy sensibles a las molestias durante la época reproductiva, lo que muchas veces les obliga a buscar refugio en zonas abruptas, por lo general apartadas y/o donde no haya demasiada presión humana. En ocasiones son consideradas especies “paraguas”, es decir, su protección repercutiría de forma positiva en el estado de conservación de otras muchas que comparten su hábitat, ya que donde ellas se establecen la biodiversidad suele ser mayor.

       En los medios insulares, las poblaciones de estas aves son habitualmente pequeñas y aisladas, por lo que sufren un mayor riesgo de extinción debido a factores ambientales de tipo estocástico, demográfico o humano. En los archipiélagos macaronésicos, por poner un ejemplo, las poblaciones de rapaces que habitan islas con alta densidad humana tienen mayores probabilidades de desaparecer a causa de las colisiones con estructuras artificiales o a otras razones de origen antrópico. Por todo ello es fundamental conocer al máximo la biología y ecología de cada una de estas poblaciones locales a fin de implementar acciones precisas que se ajusten a sus requerimientos de conservación.

     En el archipiélago canario, a pesar de esa conocida fragilidad que muestran las rapaces existentes, los estudios y seguimientos sistemáticos de este grupo de aves son escasos. Para contribuir a suplir esta carencia, durante los años 2005-2010 se estudiaron las rapaces rupícolas presentes en el macizo de Teno (foto de portada), en el sector noroeste de la isla de Tenerife, uno de los enclaves más biodiversos de toda Europa, en el que sobreviven o refugian numerosas especies amenazadas y/o exclusivas de animales y plantas.

    

Foto 1. El macizo de Teno ha albergado desde hace décadas el grueso de la población reproductora de cuervo grande de la isla de Tenerife.

 

  El trabajo de campo consistió en visitar e inspeccionar todos los acantilados de Teno en busca de evidencias de reproducción de las cuatro rapaces rupícolas que nidifican hoy día en Tenerife (busardo ratonero [Buteo buteo insularum], guincho o águila pescadora [Pandion haliaetus], cernícalo vulgar [Falco tinnunculus canariensis] y halcón de Berbería [Falco peregrinus pelegrinoides]), así como del cuervo grande (Corvus corax canariensis [foto 1]), ya que, pese a ser un paseriforme, es considerado aquí como un equivalente a las rapaces por su tamaño y ecología. Al conocer además que en estos acantilados del noroeste tinerfeño también criaron los guirres o alimoches canarios (Neophron percnopterus majorensis) hace décadas, como atestiguan, aparte de la comunicación oral de lugareños, las grandes manchas de excrementos (foto 2) y restos de material (palos, ramas, etc.) que aún perduran en sus antiguos nidos, todos estos lugares fueron igualmente inventariados. El objetivo era llevar a cabo los mismos análisis estadísticos que para las especies actuales y de esta forma interpretar, con la debida cautela, la abundancia y riqueza de especies en el pasado reciente de este macizo. 

 

Foto 2. Muchas de las antiguas cavidades nido o dormidero de guirres (“guirreras”) en el macizo de Teno son bien conocidas por algunos de los lugareños de más edad, que recuerdan incluso cuando éstas estaban siendo ocupadas por aquellas grandes aves.

 

      Para poder hacer comparaciones entre las distintas especies, cada uno de los territorios localizados fue caracterizado mediante variables que, bien medidas en el campo o bien gracias al uso de Sistemas de Información Geográfica, describieron el acantilado donde se ubicaban los nidos y sus zonas aledañas. Asimismo, el área estudiada fue dividida en cuadrículas de 1 x 1 km con el fin de estimar, usando Modelos Lineales Generalizados, en cada una de ellas las variables ambientales que pudieran explicar la mayor o menor abundancia y diversidad de especies que contenían.

      Los resultados de estos análisis dejan entrever que las rapaces abundan más en aquellos sectores (cuadrículas) donde las pendientes son más pronunciadas y que, por lo general, coinciden con superficies cubiertas por matorrales y que albergan gran diversidad de vegetación; por el contrario, son menos abundantes en aquellos de zonas altas donde hay formaciones boscosas y/o herbazales. Por otro lado, la riqueza de especies también se acrecentó en sitios con más escarpes y disminuyó a medida que aumentaba la altitud. Las especies amenazadas (águila pescadora, halcón de Berbería y cuervo) ocuparon con más frecuencia las zonas más abruptas y los acantilados situados a más distancia de las construcciones humanas (casas y carreteras) que las rapaces más comunes (busardo ratonero y cernícalo vulgar). Al considerar los nidos aún reconocibles de los ya desaparecidos guirres, todo apunta a que estos pequeños buitres mostraban preferencia por grandes acantilados de zonas remotas y muy agrestes de Teno para criar.

 

     

    Los modelos matemáticos también sugirieron que la distribución de las especies estaba influenciada de alguna manera por las relaciones de competencia entre ellas. Así, la probabilidad de ocupación de un acantilado por los busardos ratoneros incrementaba cuanto más lejos estuviese de otro ocupado por cuervos o por cernícalos; sin embargo, los halcones y los cuervos parecían buscar la proximidad entre sí, revelando de nuevo una relación que ya ha sido mencionada para otras regiones europeas.

       El hecho de que Teno albergue la totalidad o la mayor parte (>75%) de las poblaciones insulares de águila pescadora y de cuervo, respectivamente, dos especies muy amenazadas a nivel regional, nos da ya una idea de su alto valor de conservación. Del estudio realizado se desprende que las áreas más agrestes y aisladas de este macizo son claves para la preservación en la isla de las especies más frágiles. El conocimiento sobre la estructura y las peculiaridades del hábitat de esta comunidad aviar debería ayudar a las administraciones competentes en la implantación y el desarrollo de las acciones de gestión para garantizar su conservación. 

 

Otras reseñas 

 

El Día

Tenerife Norte

 

AVES NATIVAS Y NÉCTAR EXÓTICO 

 

Rodríguez, B., F. Siverio, M. Siverio, R. Barone & A. Rodríguez (2015). Nectar and pollen of the invasive century plant Agave americana as a food resource for endemic birds. Bird Study 62: 232-242.

 

 

 

Néctar y polen de la invasora pitera común como recurso trófico para aves endémicas. Una de las mayores causas de pérdida de biodiversidad, sobre todo en ambientes insulares, es la introducción de especies con alta capacidad de adaptación. En este sentido, la pitera común (Agave americana), una planta de  la familia Agavaceae originaria de Centroamérica, es considerada invasiva en la cuenca mediterránea e islas macaronésicas, donde ocasiona un empobrecimiento de la diversidad florística autóctona mediante una fuerte competencia por el hábitat. Su introducción en Canarias, probablemente durante el siglo XVI, estuvo relacionada con la ornamentación y la obtención de distintos productos, entre ellos cuerdas y licores.

     Aunque en las regiones de origen la polinización de la pitera común, así como la de otras especies afines, es llevada a cabo por murciélagos, insectos y aves al visitar sus flores en busca de néctar, acerca de este aspecto ecológico no existe información referente a las poblaciones introducidas. En este estudio, como paso previo al conocimiento de dicho proceso en estas poblaciones, se describe la comunidad de aves nativas que acuden a las flores de pitera en un ambiente insular, haciendo especial hincapié en su comportamiento de forrajeo y en las causas que influyen en sus tasas de visita. Para ello, entre los meses de julio y septiembre de 2011-12 fueron efectuadas observaciones sistemáticas en 77 inflorescencias repartidas dentro de un intervalo altitudinal de 120-1.100 m en la isla de Tenerife. Se usó, además, la inferencia multimodelo de Modelos Lineales Generalizados a fin de analizar los factores que afectaron al número de visitas y a la riqueza de las especies visitantes.

Foto 1. El mosquitero canario es el visitante más habitual de flores de plantas endémicas y foráneas. Durante sus visitas a las inflorescencias de pitera común, que pueden durar entre 1 y 240 segundos, obtiene néctar en unas dos umbelas de media.   

 

     El 81% de las inflorescencias examinadas fueron visitadas por al menos una especie de ave para la obtención de néctar y/o polen. Este gremio aviar estuvo compuesto por un total de ocho especies pertenecientes a las familias Sylviidae (mosquitero canario [Phylloscopus canariensis], curruca capirotada [Sylvia atricapilla], curruca cabecinegra [S. melanocephala] y reyezuelo sencillo [Regulus regulus]), Paridae (herrerillo africano [Cyanistes teneriffae]), Corvidae (cuervo [Corvus corax]) y Fringillidae (canario [Serinus canaria] y pinzón vulgar [Fringilla coelebs]). De todos estos paseriformes, los tres visitantes más asiduos fueron el mosquitero canario (con el 59,2% del total de visitas distribuidas en el 61% de las inflorescencias examinadas), el herrerillo africano y el canario. Este último, además de consumir néctar como el resto, fue el único que también ingirió polen (en el 36% del total de sus visitas). 

 

Foto 2. Hasta más de 4' puede permanecer el cuervo consumiendo néctar en una sola umbela de pitera común.

     

     La técnica de forrajeo varió entre las especies, aunque todas obtuvieron el néctar tanto de los receptáculos florales como de otra superficie de la umbela en donde a veces puede acumularse. Solo dos, el mosquitero canario y la curruca capirotada, emplearon las cuatro técnicas (posándose sobre las flores, posándose en la rama de la umbela, cerniéndose frente a las flores [foto 1] y colgándose a modo de herrerillo) constatadas para la obtención de néctar. En general, las tasas de visita se vieron incrementadas con la diversidad y densidad de aves de los alrededores de la pitera, así como con la cantidad de umbelas y el estadio de las mismas; es decir, cuanto mayor era el número de especies, de individuos y de umbelas maduras, mayor era la afluencia. Las tasas de visita y la cifra de especies involucradas fueron considerablemente más altas que las registradas hasta el momento en estudios sobre plantas ornitófilas de las islas Canarias. Esto, que podría tener consecuencias negativas para las plantas endémicas, se asocia al hecho de que las piteras están bien repartidas por gran variedad de hábitats y en una vasta franja altitudinal, contrastando con la a veces restringida distribución de las canarias.

     Hasta ahora, que se sepa, no había ningún precedente fidedigno de nectarivoría de reyezuelo sencillo y cuervo (foto 2), así como sobre el consumo de polen por parte del canario, lo que quizá constituye uno de los pocos casos de un ave paleártica explotando dicho recurso. Por otro lado, si consideramos todas las técnicas de forrajeo advertidas, buena parte de las especies aquí tratadas pueden calificarse como visitantes ilegítimos de las flores de pitera, o dicho de otra forma, no acarrean su polen hacia otras inflorescencias… No cabe duda que la técnica más propicia para que esto ocurra es “posándose sobre las flores”, dado que así el pecho y vientre de las aves parece estar en constante contacto con anteras y estigmas. Por lo tanto son el cuervo y el canario, que emplean principalmente dicha técnica, los más claros candidatos a ser visitantes legítimos. 

VERTEBRADOS TERRESTRES DEL NOROESTE DE TENERIFE

 

Rodríguez, B., F. Siverio, M. Siverio, A. Rodríguez & R. Barone (2014). Los Vertebrados Terrestres de Teno. Catálogo ilustrado y comentado. GOHNIC. Buenavista del Norte.

 

 

 

Los Vertebrados Terrestres de Teno. Catálogo ilustrado y comentado. El noroeste de la isla de Tenerife está caracterizado por el paisaje sumamente agreste de Teno, un macizo de varios millones de años que hoy día presenta, mediante encajados barrancos, altos acantilados, suaves mesetas o plataformas costeras, una gran erosión a veces frenada por erupciones volcánicas más recientes. Esta variedad de enclaves alberga asimismo buenas representaciones de monteverde, amplias terrazas con pastizal, matorrales xéricos, bosquetes termófilos, varios núcleos urbanos y diversos cultivos, así como todo un elenco faunístico de indudable valía. Entre los vertebrados hay varias especies cuyas poblaciones, de por sí muy exiguas a nivel insular, están parcial o íntegramente confinadas a estos parajes. Son los casos de aves tan emblemáticas como el águila pescadora y el cuervo, de otras menos conocidas como el gorrión chillón o la pardela pichoneta, o del lagarto canario moteado, un reptil descubierto a mediados de la década de 1990 (foto 1). 

 

Foto 1. Hembra de lagarto canario moteado (Gallotia intermedia) en los acantilados del macizo de Teno (agosto de 1997).

      

     Los Vertebrados Terrestres de Teno condensa toda la información disponible sobre los reptiles, las aves y los mamíferos hasta ahora detectados en el noroeste tinerfeño, dejando constancia, entre otros eventos, de tristes extinciones, sorprendentes hallazgos e interesantes citas de especies migrantes. De las casi 290 especies que trata, este libro aporta detalles acerca de su estatus y biología, tanto en el ámbito canario en general como en Teno de forma particular, además de una lista con las referencias bibliográficas más relevantes de cada una de ellas. Por otro lado, las más de 300 fotografías que lo ilustran, obtenidas en Teno durante las últimas décadas, no solo muestran gráficamente muchos de estos animales en sí, sino también sus variaciones morfológicas y los ambientes que ocupan (foto 2). Algunas de estas imágenes poseen un gran valor añadido, el documental, pues representan a ejemplares de aves ya desaparecidas como reproductoras de estos lugares, como por ejemplo el alimoche o guirre y el alcaudón meridional.

 

Foto 2. Acantilados marinos del macizo de Teno.


     Estamos ante una obra que hace además un recorrido descriptivo por la geografía de toda esta zona, por la vegetación que crece en los distintos medios o por las relaciones mutualistas que ocurren aquí entre plantas y animales, sin olvidar temas tan importantes como la distribución y la fenología de las aves nidificantes y migratorias, respectivamente. Los autores, conscientes de la fragilidad de los hábitats y de la delicada situación de ciertas especies, detallan algunas de las amenazas más significativas advertidas en el área estudiada, y sugieren los sitios, a su juicio más interesantes, para la observación de fauna por la ciudadanía sin que esto represente un riesgo para su supervivencia. Con todo ello pretenden que este trabajo constituya un instrumento que favorezca la divulgación, ayude en la gestión e incentive la conservación de los valores naturales en él tratados. 

     Los costes de edición de este libro han sido sufragados por sus autores, el Cabildo Insular de Tenerife y los ayuntamientos de Buenavista del Norte, Los Silos, Garachico, El Tanque y Santiago del Teide.

 

 

Páginas de muestra Los Vertebrados (PDF)[...]
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Otras reseñas 

 

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AVES ACUÁTICAS MIGRATORIAS EN LANZAROTE 

 

Tejera, G. & B. Rodríguez (2014). Quantifying the importance for waterbirds of an urban rocky coastal site in Lanzarote, Canary Islands. Wader Study Group Bulletin 121: 1-8. 

 

 

 

Importancia de una localidad costera de Lanzarote para las aves acuáticas migratorias. Millones de aves acuáticas migratorias viajan cada año a lo largo de las costas atlánticas de África para alcanzar las zonas donde pasan el invierno. Durante ese recorrido, aprovechan diversos humedales para descansar, tanto en la costa como en el interior, muchos de ellos con graves problemas de conservación. Las islas Canarias, especialmente las más orientales, debido a su situación geográfica (<100 km de la costa africana), son visitadas por algunos de estos animales.

    La Marina de Arrecife, situada en la costa oriental de la isla de Lanzarote, coincidiendo con la ciudad de Arrecife (foto 1), posee unas características fisionómicas (playas, bajíos rocosos de naturaleza basáltica y pequeñas lagunas intermareales) adecuadas para el asentamiento de un singular ecosistema. De hecho es un lugar de pesca y marisqueo de importancia insular, y para determinados grupos de animales, incluyendo las aves, su relevancia ha sido puesta de manifiesto desde hace años en diversos estudios y documentos. Aun así, hasta ahora no se había realizado un trabajo detallado sobre la abundancia estacional de las aves acuáticas que utilizan este enclave durante su ciclo anual. 

Foto 1.  Vista aérea de La Marina de Arrecife, en la costa oriental de la isla de Lanzarote (Canarias), durante la pleamar. 

    A fin de ir paliando la falta de información, entre junio de 2010 y mayo de 2012 (dos ciclos anuales completos) se realizaron censos mensuales de todas las aves acuáticas presentes en dicho sector costero. Se hicieron recorridos a pie y puntos de observación, en los que se anotaba el número de individuos de todas las especies de aves existentes. En total fueron contabilizados unos 8.927 individuos durante el trabajo de campo, los cuales estaban incluidos en siete familias, 14 géneros y 24 especies. La familia más diversa fue Scolopacidae, con 11 especies, y la más abundante fue la de las gaviotas, Laridae. Todas estas especies, a excepción de la gaviota de Delaware (Larus delawarensis), que es accidental, son consideradas regulares en Canarias. Tres de ellas, además, crían en el archipiélago canario: las gaviotas patiamarilla (L. michahellis) y sombría (L. fuscus), y el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), esta última en declive, aunque con una población saludable en el área de estudio. La mayoría de las aves están presentes durante el final del verano, el invierno o a finales de la primavera.  

    Gracias a los conteos realizados en los meses de diciembre y enero, sabemos que unas 577 aves acuáticas de media, pertenecientes a unas 18 especies, pasan el invierno en La Marina de Arrecife. Para algunas de ellas, como el chorlitejo grande (Ch. hiaticula), el chorlito gris (Pluvialis squatarola), el zarapito trinador (Numenius phaeopus) o la aguja colipinta (Limosa lapponica), entre el 12 y el 24% de sus poblaciones invernantes en Canarias están presentes aquí (cuadro 1). También, en lo que concierne al chorlitejo grande y al zarapito trinador, más de un 1% de sus respectivas poblaciones invernantes en todo el conjunto del territorio español se dan cita aquí. 

Cuadro 1Algunas aves acuáticas costeras representativas de La Marina de Arrecife (Lanzarote): chorlitejo grande (A), chorlitejo patinegro (B), chorlito gris (C) y zarapito trinador (D).  

    A pesar de la manifiesta importancia ornitológica del lugar, es necesario implementar algunas medidas de gestión básicas para garantizar la conservación de sus valores. Por ejemplo, el tránsito de personas, muchas veces con perros, por las zonas que utilizan las aves debe ser regulado urgentemente. Este rincón costero merecería asimismo estar incluido en la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos. 

HÁBITAT Y CONSERVACIÓN DEL ÁGUILA PESCADORA EN CANARIAS

 

Rodríguez, B., A. RodríguezM. Siverio & F. Siverio (2013). Conservation implications of past and present nesting habitat selection of the endangered Osprey Pandion haliaetus population of the Canary IslandsIbis 155: 891-897.

 

 

Selección de hábitat actual y durante el pasado del águila pescadora en las islas Canarias: implicaciones para la conservación. La escasa población reproductora de águila pescadora (Pandion haliaetus) en las islas Canarias se ha mantenido estable durante las tres últimas décadas. Al parecer, el tamaño poblacional fue mayor a principios del siglo XX y los sitios elegidos por las aves para criar eran por lo general más accesibles. Entre las principales amenazas que tiene esta especie en las islas han sido señaladas la pérdida de hábitat, las molestias humanas y la caza directa. En el presente trabajo fueron evaluadas tanto su densidad como su selección de hábitat mediante la caracterización de los nidos y de los lugares de su emplazamiento utilizados en fechas recientes y en el pasado.

   De los 68 nidos detectados en todo el archipiélago, 29 fueron ocupados en al menos una ocasión entre 2000-2008 y los restantes permanecieron vacíos durante todo ese mismo periodo. La densidad de nidos en el litoral canario fue 0,53 nidos/km de costa, aunque este valor aumentó hasta 3,38 cuando el tramo de costa estaba dominado por acantilados de más de 50 m de altura. Cada nido y hábitat circundante fueron descritos empleando cuatro y diecisiete variables, respectivamente, estas últimas relacionadas con las características físicas de los acantilados, con el mar que los rodea, con la competencia con otras especies aviares presentes (gaviota patiamarilla [Larus michahellis] y halcón de Berbería [Falco pelegrinoides]) y con las molestias humanas. Esta información fue contrastada con la de los acantilados sin nidos que fueron seleccionados al azar para ver qué variables eran las que diferían. Para ello se hicieron comparaciones estadísticas univariantes y multivariantes, en concreto con Modelos Lineales Generalizados. De esta forma quedó establecido que los nidos de águila pescadora están en acantilados marinos de gran altura, orientados hacia el suroeste y con poca presión humana, así como cerca de colonias de cría de gaviota o de territorios de halcón de Berbería (cuadro 1). Cuando se cotejaron los nidos ocupados en el pasado con los usados recientemente se advirtió que estos últimos están en sitios más altos, cerca de aguas más profundas, lejos de pistas y construidos con menos frecuencia en cavidades.

Cuadro 1. Por lo general, la ubicación de los nidos de águila pescadora coincide con la de territorios de cría de halcón de Berbería (A) y colonias de gaviota patiamarilla (B). Esta asociación podría estar justificada por varias razones, entre otras, el beneficio que supone para el águila la advertencia suministrada por el comportamiento agresivo de estas dos especies ante un depredador potencial de sus huevos y/o pollos, y la alta calidad de hábitat que la ocupación de un determinado cantil (C) por una de las tres especies indicaría a las demás. En este sentido, varias parejas de águilas pescadoras canarias han construido nuevos nidos en el seno de colonias de gaviota, aun habiendo disponibilidad de cantiles adecuados para la cría y exentos de estas aves en las proximidades. 

 

   Los modelos matemáticos utilizados permitieron predecir la idoneidad del hábitat en todo el archipiélago canario, observándose que existe gran cantidad de tramos costeros adecuados para la reproducción de esta especie. Sin embargo, la baja densidad actual y el aparente estancamiento de la población durante las últimas décadas parecen indicar que otros factores, como por ejemplo las molestias humanas, están jugando un importante papel restrictivo en la dispersión y el establecimiento de nuevas parejas de águilas en lugares donde hace ya muchos años que no nidifican. Tal y como ha sido comprobado en otras regiones (p. ej. en Córcega y Baleares), la vigilancia de nidos y sus inmediaciones es, junto con el monitoreo continuo de cada pareja, prioritario para garantizar la conservación de esta rapaz en Canarias.

  

Otras reseñas 

 

Ciencias naturales

Servicio de Información y Noticias Científicas

 

Science News

ScienceDaily

 

 

 

 

EL ÁGUILA PESCADORA EN BOA VISTA

 

Siverio, M., P. López-Suárez, F. Siverio, B. Rodríguez, N. Varo-Cruz & L. F. López-Jurado (2013). Density, nest site characteristics and breeding rates of the osprey (Pandion haliaetus) in the southern limit of its range in the Western Palearctic (Boa Vista, Cape Verde Islands). African Journal of Ecology 52: 50-58.

 

Afiliaciones de coautores: PLS, Naturalia Capa Verde Lda.; NVC y LFLJ, Departamento de Biología, ULPGC. 

 

Densidad, características de los nidos y tasas reproductoras del águila pescadora en Boa Vista (islas de Cabo Verde). Entre los años 2004 y 2007 se estudiaron la densidad, las características del hábitat y los parámetros reproductivos de la población de águila pescadora (Pandion haliaetus) de la isla de Boa Vista (Cabo Verde). De un total de 79 nidos identificados, en diferentes estadios de conservación, 37 fueron ocupados (nidos con presencia de aves) al menos una vez durante el periodo de estudio (cuadro 1). El tamaño de la población de águila pescadora osciló entre 14 y 18 parejas, su densidad media fue de 2,58 parejas por 100 km2 y la distancia media entre nidos vecinos ocupados más próximos fue de 3.089 m. Los nidos ocupados estaban significativamente más alejados de la línea de costa (foto 1) y de las carreteras que los nidos inactivos (nidos sin aves durante el estudio); sin embargo, las distancias entre estos dos tipos de nidos y los caseríos fueron similares. El número medio de huevos por puesta fue de 2,59, la productividad media fue 0,76 pollos por nido activo (nidos con huevos y/o pollos), y el éxito reproductor (porcentaje de parejas, del número total de parejas que pusieron huevos, que sacaron al menos un pollo adelante) fue del 58,8%.

 

Cuadro 1. Aunque lo habitual es que en Boa Vista (Cabo Verde) las águilas pescadoras construyan sus nidos sobre sustratos rocosos, a veces algunas parejas los hacen también en palmeras (A) y estructuras artificiales (B).

 

   La densidad de parejas en Boa Vista fue más alta que en otras poblaciones sedentarias de islas del Paleártico occidental, mientras que la productividad fue la más baja de entre todas las registradas en esta región. El tamaño de la puesta no varió entre las poblaciones del Paleártico occidental, aunque las diferencias advertidas en la productividad fueron probablemente influenciadas por factores locales, que en el caso de Boa Vista corresponderían a la depredación de huevos y/o pollos por el cuervo desertícola (Corvus ruficollis) y a la persecución directa por parte del hombre.

 

 

 

 

 

 

 

Foto 1. Muchas de las parejas de águila pescadora en Boa Vista (Cabo Verde) emplazan sus nidos tierra adentro, en ocasiones a más de 9 km de la costa, aprovechando los escarpes de pequeños macizos y de montañas solitarias muy desmanteladas.

 

 

 

 

 

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